¿Fin de la crisis?: las nevadas superan el promedio histórico

En Horcones, que alimenta la cuenca del río Mendoza, ya ha nevado este invierno más del 70% de la media anual. En Irrigación son cautelosos respecto de si habrá más agua.

Vecinos aislados, camiones trabajando incansablemente para despejar la ruta y hasta guanacos que bajaron de las alturas buscando refugio indican que las nevadas que comenzaron el 6 de agosto son las más importantes de la última década. Así es que, luego de 5 años de sostenida crisis hídrica, esta fuerte precipitación aparece como una señal de esperanza. De hecho, sumada a la nevada del 12 de julio la acumulación de nieve ha superado -en la mayoría de las estaciones nivométricas- la media histórica, por lo que ya puede considerarse 2015 como un “año nevador”.

El sitio que se encuentra en mejores condiciones es la estación Horcones, que tiene influencia en la cuenca del río Mendoza. Allí se acumularon hasta el lunes 472 mm (medidos en su equivalente de agua), cuando la media histórica es de 276 mm, lo que representa un 71% por encima del promedio. Le sigue la estación Santa Clara, con influencia en el río Tunuyán, con acumulación de 146 mm: 43% arriba de la media. Mientras que en el sur las estaciones que corresponden a las cuencas de los ríos Grande y Atuel se encuentran en un nivel normal o levemente debajo de la media, según los datos del último Boletín de Información Hidroniveometeorológica que confecciona el Departamento General de Irrigación (DGI).

"Este año, en mayo y junio estábamos preocupados porque a pesar de la ocurrencia de un fenómeno Niño en la región tropical no habíamos tenido nevadas", explicó Ricardo Villalba, director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla). Pero con el paso de los meses el panorama empezó a mejorar: "Con la primera nevada de julio, que fue muy importante, más la nevada que hemos tenido entre el 6 y el 9 de agosto, la nieve en altura está por arriba de los valores medios históricos", destacó el investigador mendocino.
Según Villalba, este año es similar a años nevadores como 2006 y 2008, pero todavía no supera el promedio de 2005, que marcó el récord de los últimos 10 años. "Estamos muy lejanos a lo que había acontecido en los últimos 5 años, en los cuales la nieve estuvo entre un 50% y un 60% debajo de la media", recalcó.

A pesar de hablar de un panorama más optimista comparado con el lustro anterior, Villalba recalcó la necesidad de seguir cuidando el agua. “Un año de buenas nevadas no significa que vamos a tener agua en abundancia por varios años. Ya que si el año que viene a este evento Niño le sigue un evento Niña, la situación sería opuesta”, precisó. Lo más importante, para él, es haber aprendido de la fuerte crisis y pensar bien cómo vamos a usar el agua de que disponemos, para tener reservas por si volvemos a enfrentarnos a años desfavorables.

La crisis hídrica no se va

Consultados por el tan esperado fin de la crisis hídrica, desde Irrigación siguen siendo muy cautelosos y aseguran que serán necesarias nuevas nevadas para dar por terminado este difícil periodo de escasez de agua. “Todavía no podemos decir que hemos salido de la crisis. Si no tenemos ninguna nevada más quizás llegamos con menos nieve a octubre, fecha en que se realiza el informe final de la temporada”, explicó Juan Andrés Pina, director de Gestión Hídrica del DGI. Para el experto, actualmente se cuenta con el 85% de la nieve que se necesita para tener un año medio.

Si bien reconoce que se han superado las medias históricas, detalló que lo que ellos toman para hacer sus evaluaciones son las máximas anuales medias, es decir, los registros de mayores nevadas en cada año. Teniendo en cuenta esta medición, la única estación donde se ha superado el promedio es en Horcones con un 32% más; en las demás estaciones todavía no se alcanza el valor esperado.

Por otra parte, Pina remarcó que las nevadas no son el único dato que toman para determinar el fin de la crisis. “Hay que ver, por ejemplo, cómo se comporta la cantidad de nieve que ha caído. Ya que luego de 5 años de crisis hay un gran porcentaje de esa nieve que no va a escurrir por los ríos sino que naturalmente va a recargar acuíferos y vegas de alta montaña”, aseguró.

Otro aspecto que se toma en cuenta son las temperaturas necesarias para fundir la nieve. “A veces las bajas temperaturas llegan hasta diciembre y la nieve comienza a derretirse más tarde, lo que atrasa el escurrimiento en los ríos”, señaló. Por eso, para Pina es fundamental realizar un análisis completo para poder determinar de forma fehaciente con cuánta agua llegaremos a la temporada de verano en Mendoza.

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