Cómo modificar la falta de libido

Una pareja puede estar en su mejor o peor momento de relación, y en ese estadio no queda exenta de una diversidad de factores que, directa o indirectamente, influyen de manera contundente en lo que a su deseo se refiere. La mirada profesional para no dese

Ellos tienen que siempre estar dispuestos porque 'son hombres'. Ellas tienen que sumar a su grilla horaria de trabajo y responsabilidades, sus deberes 'maritales' para no perder a su pareja...

¿Le suena? Si bien son nociones que deberían quedar en el olvido, empolvadas entre naftalina y los prejuicios de antaño, aún existen personas que en cuanto a sexualidad y deseo sientan posiciones tan arcaicas como estereotipadas.

El deseo sexual en una pareja tiene sus períodos, y además de la hermosa complejidad que implica llevar el vínculo a buen puerto, está permeado de manera permanente por factores físicos, emocionales y socioambientales que atraviesan a cada integrante.

Desde esa vulnerabilidad lógica, en la que se ve inmersa la persona, es frecuente que el área del deseo se vea más relegada. Pero… ¡tranquilidad!: que todo (o casi todo) tiene solución en esta vida.

Como explica el sexólogo y psicólogo Germán Gregorio Morassutti (integrante del equipo del consultorio de salud sexual del Hospital Central): "los enemigos fundamentales del deseo se vinculan con el estrés, los problemas laborales, económicos y hasta la depresión; que está muy relacionada con este tipo de situaciones, y en algunos aspectos con las medicaciones que se toman. Por ejemplo los antidepresivos, y algunas medicaciones específicas para personas con problemas de hipertensión, pueden incidir -y mucho- en la falta de deseo. Esto es algo que la persona debe preguntar muy bien al médico clínico o psiquiatra, a la hora de la prescripción médica".

Todos estos aspectos mencionados por el profesional (estrés, problemas laborales, económicos, o la farmacología) actúan sobre el denominado cortisol. "El cortisol lo que hace es inhibir la producción de las hormonas que generan el deseo, como son la testosterona y los estrógenos, generando una desregulación hormonal. Eso, hablando desde el punto de vista físico", argumenta el especialista.

- ¿Y desde el punto de vista psicológico?

- La baja del deseo puede tener que ver con la relación de pareja, los mandatos familiares,  o con qué pasa en cada seno hogareño. Por su lado, los niveles de estrés también afectan al sistema familiar.

Hay estudios que demuestran que las parejas en etapas vacacionales tienen más frecuencia sexual, y más ganas del encuentro íntimo; además de una mayor satisfacción que el resto del año en sus rutinas diarias. Esto tiene que ver con que el sujeto tiene menos obligaciones y se encuentra más distendido para poder tener estos encuentros.

- ¿Cómo hacer posible que ese "espacio" aparezca en la pareja fuera de las vacaciones?

- Es muy positivo pensar en ir encontrando estos pequeños espacios durante el año, y no dejarlo solamente relegado a esos 10 o 15 días al año, como la única etapa de placer sexual. El espacio está, el desafío es poder encontrarlo.

- ¿La falta de autoestima inhibe el deseo sexual de manera significativa?

- Los niveles de estrés generan que la persona vaya descartando actividades. Entonces lo primero que hace es no cuidar de ella misma .

Por ejemplo: no hace ejercicio, no cuida su cuerpo con una alimentación sana, se descuida. Estas que describo son actividades que generan en cualquier persona un estado de mejor bienestar, que también puede trasladarse a la conexión y deseo en la pareja.

- ¿Cómo se trabaja desde el consultorio para ayudar a la pareja en la estimulación del deseo?

- Lo que se hace, cuando se trabaja en estas temáticas, es darle a la pareja una especie de guía con "tareas". Lo que se le pide primero a cada uno es que se cuiden a sí mismos.

Este primer objetivo es para empezar a disfrutar y a vivir la sexualidad individual desde adentro hacia afuera. Hacer deporte, apostar a actividades recreativas, y también a aquellas que generen satisfacción promueven un aumento del deseo, sobre todo por las endorfinas que produce la actividad física.

Además la autoimagen, y su cuidado en un sentido integral, hacen que la persona se predisponga un poco mejor para el encuentro amoroso.

- ¿Cómo hacen aquellos que están medicados por depresión o trastornos de ansiedad?

- Es fundamental que dialoguen bien con el psiquiatra a cargo de la prescripción, ya que hay algunos medicamentos que no generan falta de deseo; por lo que el médico debe estar al tanto de lo que pasa en ese sentido en la vida de la persona.

- ¿Se ha incrementado la consulta?

- Sí: hay mucha consulta por la falta de deseo, pero no sólo femenino; ya que a medida que pasa el tiempo, en los varones ha aumentado mucho más la aparición de estos síntomas. Esto se emparenta con los niveles de estrés con los que se vive a diario, que comienzan a generar estas situaciones familiares y de pareja.

- Lo ideal entonces es acudir al profesional...

- Lo fundamental es que la pareja genere esos espacios tan importantes de los que hablamos. Los vinculados al cuidado del cuerpo, pero también a los que tienen que ver con el placer. Cuando uno comienza a darles cabida, es como algo que se va regenerando en la persona.

Por ejemplo: una mujer que sale a pasar una tarde de té con amigas (algo que había dejado de lado desde hace tiempo), probablemente va a tener más deseo sexual y va a estar más predispuesta que si se hubiera quedado en su casa.

Los espacios de placer individuales son fundamentales, así como también los que se vinculan con la pareja; tipo "escapadas románticas". Puede ser desde una salida al cine y a comer, hasta ir a escuchar música... No importa, mientras estén solos.

- ¿Cómo hacen aquellas parejas que tienen hijos?

- Es más complicado porque es como si cada integrante estuviera en una punta y, en la mitad, los chicos. Necesitan verse, conectarse cada tanto; aunque sea por períodos pequeños para revivir el deseo, si no la rutina les pasa por encima.

A muchas parejas que acuden al consultorio se les da esta tarea de la "salidita" con su pareja. Y a la semana siguiente vienen hasta de la mano... Se trata de poder verse y buscar esos espacios solos.

- ¿La falta de deseo se ve en todas las edades?

- Sí. Los chicos de ahora están expuestos a niveles muchos más altos de estrés que las generaciones anteriores. Esto tiene que ver con estar híperconectados todo el tiempo... Una ventaja por un lado, pero por el otro una desventaja para el desenchufe real. Cuando les planteo a las parejas el hecho de salir solos, la tarea incluye no hablar de los hijos, ni de los padres, ni de la construcción de la casa.

También se les pide que no usen los celulares, sino que se conecten desde ellos mismos, sin mediadores y frente a frente para "encontrarse". Hay elementos distractores como la tecnología (encender la tele cuando la pareja se va a acostar, por ejemplo) que atentan contra el deseo hacia el otro. Es importante la conexión con el otro y entre los cuerpos, así como el hecho de trabajar con una sexualidad más amplia.

- ¿Qué implica esa sexualidad más amplia?

- Entender que no es necesario el coito para pensar en un encuentro sexual, ya que cualquier contacto físico entre los integrantes de la pareja para darse placer, cumple esa función. No hay que plantearse que hay que tener el tiempo, la energía física y el supuesto rendimiento estandarizado.

El argumentar "estoy cansado/a" es colocar a la sexualidad en un nivel de rendimiento, y no de algo vinculado al placer. Hay que bajar los niveles de exigencia y entender que se trata de un encuentro con el placer, no con el rendimiento ni la frecuencia.

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