Lunlunta, un oasis entre el murmullo del agua y el encuentro espiritual

El distrito de Maipú, a menos de 20 kilómetros de la Capital, fue uno de los lugares elegidos por la aristocracia local para pasar los fines de semana. Allí se plantaron los primeros cepajes de uva francesa. Los baños, fuentes surgentes con poder curativo y el ex seminario, un ícono de sitio.

En el carril Franklin Villanueva se combinan las arboledas con casonas rurales, antiguas bodegas y edificios religiosos en el histórico distrito maipucino. Foto: José Gutiérrez / Los Andes
En el carril Franklin Villanueva se combinan las arboledas con casonas rurales, antiguas bodegas y edificios religiosos en el histórico distrito maipucino. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Por el serpenteante carril Franklin Villanueva se abre un paisaje de arboledas, casonas y propiedades rurales característico de la Mendoza agrícola. Antiguas bodegas y olivares de Lunlunta marcan el camino hacia Barrancas y Tres Esquinas.

El carril Maza, desde la ciudad de Maipú, o Azcuénaga desde el Acceso Sur-Luján, son los principales accesos a Lunlunta, el histórico distrito ubicado al Sudoeste de Maipú, junto al río Mendoza. Sus aguas y las surgentes han convertido al sitio en uno de los tantos oasis en medio de la geografía semidesértica provincial. Un lugar ya habitado por culturas precolombinas, de origen huarpe.

Fabián Agostini, vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza filial Maipú, resalta que Lunlunta es una voz de los pueblos originarios y hace referencia a las piedras que caen al río, también al ruido de aguas subterráneas. “Unas colinas dan marco a un pequeño valle junto al río y el suelo de Lunlunta tiene una característica particular y es un privilegiado terruño vitivinícola y olivícola, donde se plantaron las primeras cepas criollas durante la etapa colonial”, explica. Es que allí se encuentra la denominada primera zona o riberas altas del río Mendoza. Por cierto, al inicio de calle Villanueva se encuentra Domaine San Diego, la bodega y viñedos del reconocido enólogo Ángel Mendoza. Gran parte de sus plantaciones se encuentran sobre una cerrillada, algo poco característico en nuestra provincia.

Casa de retiro Nuestra Señora del Tránsito. Foto: José Gutierrez / Los Andes
Casa de retiro Nuestra Señora del Tránsito. Foto: José Gutierrez / Los Andes

Agostini expresa también que el lugar cuenta con los famosos baños de Lunlunta. En ambas márgenes del río y desde tiempos precolombinos a estas fuentes surgentes se les atribuía poderes curativos. El representante de la Junta de Estudios Históricos señala también que allí se establecieron familias de origen francés, como Apatye, Delpierre, Lacoste, Gei Berra o Laur, que introdujeron los cepajes de uva francesa (malbec). “En algún momento la aristocracia mendocina se fue a instalar allí para construir sus quintas de casas de fin de semana, similar a lo que ocurría en la zona de El Challao”, detalla Agostini.

Hasta mediados del siglo XX era difícil el acceso a los baños, especialmente porque esta zona carecía de caminos que vincularan en forma directa este lugar con la villa de Maipú. En ese momento, comenta Agostini, el historiador y por entonces legislador Julio Fernández Peláez presentó un proyecto para hacer un puente que uniera las dos márgenes del río y una alternativa: hacer un camino, una especie de balcón voladizo que fuera bordeando el río hasta el puente de Barrancas.

Más allá de las intenciones del autor del libro “Historia de Maipú”, nunca se concretó tal proyecto, que tenía un fin recreativo y turístico.

Lugares mendocinos, carril Franklin Villanueva de Lunlunta en el departamento de Maipú. Foto:  José Gutiérrez / Los Andes
Lugares mendocinos, carril Franklin Villanueva de Lunlunta en el departamento de Maipú. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Una capilla histórica

Fabián Agostini destaca un elemento distintivo de Lunlunta: fue una capilla que levantó uno de los fundadores de la villa de Maipú, Fray Manuel Apolinario Vásquez en honor a la Virgen del Tránsito. Posteriormente, en la década del 40, se creó en el lugar el seminario para la formación de sacerdotes, que se hizo por impulso de monseñor Buteler. El ex seminario de Lunlunta, hoy casa de retiro, es uno de los íconos del lugar.

El edificio fue realizado por el destacado arquitecto Daniel Ramos Correa. Se ubica justo en la curva donde el carril Maza se transforma en el Franklin Villanueva, antiguo carril que llevaba a Las Barrancas. Rafael Cocuzza, arquitecto encargado de Obras Diocesanas del Arzobispado de Mendoza, cuenta que la construcción del seminario mayor para la formación de jóvenes se inició en 1936. En 1944 se puso la piedra fundamental y en el ‘46 se creó el seminario menor.

Así empezó la construcción del seminario mayor en siete etapas, que se terminó en 1949. En 1958, monseñor Buteler realizó la apertura del Seminario Mayor Diocesano. Se construyó gracias a la ayuda de subisidios estatales a nivel nacional y provincial; obras de apoyo, como la Ove (Obras de las Vocaciones Eclesiásticas), la Obra Diocesana de Ayuda Económica al Seminario (OAES) y aportes de varias parroquias, del clero y particulares.

Por desencuentros internos, en 1965 se cerró el seminario. Se reabrió en 1967 y funcionó varios años más. Desde hace más de cuatro décadas funciona como casa de retiro y, según Cocuzza, ya se tiene programada toda la actividad para este año.

Es de estilo neocolonial, cuenta con suficientes habitaciones para albergar a 90 personas y una sala de reuniones con capacidad para 130. La propiedad tiene 7.611 metros cuadrados. En la parte posterior posee amplios jardines y pinares que generan un clima propicio para los retiros y la oración, destaca Cocuzza.

Cuando el seminario fue un templo del rock

A la casa de retiro de Nuestra Señora del Tránsito le tocó ser testigo de una visita honorable, si bien profana (excepto para los que idolatran al artista hasta llevarlo a la altura de un dios), que tuvo Mendoza en 2004. Ese fue el lugar elegido por el legendario guitarrista inglés Robert Fripp, líder de la banda King Crimson, que está considerada una de las agrupaciones fundadoras del rock progresivo. Fripp brindó allí uno de sus seminarios de guitarra (luego vendrían más) y el lugar fue perfecto para su concepción de la música y la enseñanza: los alumnos convivieron dos días con él y un grupo de profesores. Debían recibir no sólo las clases musicales sino también otras de meditación y relajación y, además, debían cocinarse su propia comida y asear el lugar. También prepararon una comida para agasajar a un grupo selecto de invitados que tuvieron el honor de conocer a Fripp en persona y escuchar el concierto de cierre del seminario.

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